sábado, 4 de junio de 2016

El Pan Nuestro de cada día, dánoslo hoy.

No se cuantas veces he leído San Mateo 6:9-13, pero particularmente hoy al leerlo me puse a pensar un poco en la frase "el pan NUESTRO..." y entiendo la parte de que es una bendición colectiva, no es mío, es nuestro.
En medio de ese pensamiento creo que hay oraciones que debiéramos dejar de hacer o al menos darle otro sentido, solemos orar: "Señor, gracias por estos alimentos, te pedimos que te acuerdes del necesitado, no te olvides de la viuda y del huérfano..." (Como si le diéramos una gran idea a Dios porque seguro que a Él no se la había ocurrido antes, que va seguro si no le decíamos el no lo hacía)
Siento que es hipócrita pedir una provisión para el necesitado cuando gasto todo lo que tengo para suplir mis necesidades superficiales y no me interesa la necesidad de mi prójimo. Es absurdo y hasta creo que un tanto inmoral pedir para los necesitados cuando tengo mi despensa y el refrigerador lleno de comida que en muchos casos caducarà por no comerse a tiempo, o el closet lleno de ropa y zapatos     que solo usé una vez. Es irresponsable decirle a Dios que se haga cargo de algo que nosotros tenemos que hacer.

¡El pan es NUESTRO! Si lo hemos recibido no es para atascar nuestro vientre con él, es la respuesta a la oración comunitaria, debe impulsarnos a dejar nuestra comodidad, debe hacernos mirar alrededor para darle a aquellos que no tienen. No podemos divorciar nuestro servicio a Dios de nuestro servicio al prójimo. Es imposible decir que amo a Dios si al mismo tiempo me olvido o me comporto indiferente ante el dolor y la necesidad de mi vecino.
Alimentar al hambriento, dar de beber al sediento, vestir al desnudo, visitar al encarcelado, al enfermo, son en definitiva actos que hacemos para Dios, pero no me mal entiendas, no se trata de "usar" a mi prójimo para "servir" a Dios, es hacerlo sin pretensiones, dándole a nuestro prójimo la dignidad que muchas veces la "caridad" atropella.

Pan nuestro, pan, simple y sencillo pan, pero siempre suficiente para vencer al egoísmo y hacer que el "nuestro" deje de ser una mentira.

Te invito a hacer un ejercicio. La Próxima vez que ores por los necesitados, aguarda un momento, haz una pausa en absoluto silencio, si te concentras podrás "escuchar" una voz muy suave que te dirá: "DALES TU DE COMER" 

Justo como me ha pasado hoy a mi.


"Porque tuve hambre y ustedes me dieron de comer..." Mateo 25:35 NVI